Hoy, 1 de diciembre de 2022, se ha presentado en la sede central de la Fundación ANAR en Madrid, el Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) según su propio testimonio. Un exhaustivo estudio sociológico de carácter longitudinal realizado por su Centro de Estudios e Investigación que recoge y analiza en profundidad la conducta suicida en los menores de edad atendidos a través del Teléfono y el Chat ANAR a lo largo de una década. Para ello, se han analizado 589.255 llamadas y mensajes de chats.
En el acto han intervenido Benjamín Ballesteros, director de Programas; Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda ANAR; y Sonsoles Bartolomé, directora del Departamento jurídico, que han ofrecido los datos recogidos, así como el análisis de su evolución a lo largo de una década. Además han destacado los factores por los que cada vez más menores de edad tienen la intención de quitarse la vida, el perfil o perfiles de los solicitantes de ayuda por esta causa en las Líneas de Ayuda ANAR, los colectivos más afectados, la relación de este serio problema con la salud mental, así como las principales variables de riesgo y de protección y las recomendaciones para familias, profesionales y medios de comunicación.
Como ha destacado desde el inicio del acto Benjamín Ballesteros, «las estadísticas de suicidio de menores de edad serían aún más escalofriantes en España si ANAR no hubiese salvado a esos casi 750 niños, niñas y adolescentes y a los 1.961 más que atendimos desde nuestras Líneas de Ayuda cuando ya estaban planificando su suicidio». Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2020 en España se produjeron 314 suicidios de jóvenes entre 15 y 29 años (INE). Aunque durante la realización del presente estudio, el INE no ha publicado aún los casos referidos a 2021, la Fundación ANAR atendió, solo ese año, a 748 menores de edad que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida.
A lo largo de estos diez años, ANAR ha ayudado a 9.637 menores de edad que expresaron conductas suicidas, ya fuera ideación o intento de suicidio. De estos, 3.097 se pusieron en contacto con nosotros cuando ya habían iniciado el intento de suicidio. El 63,8% de estos casos atendidos se ha concentrado en los últimos tres años, coincidiendo con la pandemia por coronavirus.
Evolución de la conducta suicida y problemas asociados
Como ha detallado Diana Díaz, el estudio de ANAR revela que el número de casos con conducta suicida ha experimentado un acentuado crecimiento en el periodo 2012-2022 (1.921,3%), destacando el incremento producido en el periodo post-COVID-19, entre 2020 y 2022 (128%). En opinión del equipo de sociólogos de la Fundación ANAR, la situación de crisis sanitaria producida por la pandemia ha supuesto una ampliación de los riesgos psicosociales (aislamiento, maltrato intrafamiliar, hacinamiento, abuso de las tecnologías, barreras asistenciales a la salud mental, pobreza…) que influyen en las conductas suicidas de niños/as o adolescentes.
Benjamín Ballesteros ha destacado también que, entre 2012 y 2022, los casos atendidos en la Fundación ANAR por ideación suicida se han multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidios por 25,9.
Diana Díaz ha hecho hincapié en que “no existe una motivación objetiva para el suicidio, pero sí problemas asociados que el menor de edad no sabe cómo resolver”. Como recoge el informe, la violencia contra el/la menor de edad (60,9%) y la salud mental (27,4%) son los problemas más destacados de los asociados a la conducta suicida, con un incremento de la incidencia de estos últimos en el periodo 2019-2022, pasando de alcanzar el 17,9% en 2019 al 34,5% en 2022. Este incremento es mayor tras la pandemia y se sigue manteniendo en la actualidad.
Entre todas las violencias, son las más frecuentes: Acoso, Ciberbullying y otras dificultades en el ámbito escolar (21,4%), Maltrato físico (14,7%), Maltrato psicológico (10,4%), Agresión sexual (7,2%) y Violencia de género (3%).
En salud mental, se pueden destacar tres grandes problemas asociados a la conducta suicida: Autolesiones (13,7%), Problemas psicológicos (8,7%), entre los que destacan tristeza/depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación; y Problemas de conducta (4,4%).
Entre 2019 y 2022, sólo el 44% de los niños/as o adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico. Un “dato muy preocupante” en palabras de Diana Díaz.
Perfil y colectivos vulnerables
En el estudio de ANAR presentado hoy se han identificado cinco perfiles de niños/as y adolescentes que presentaban conducta suicida, siendo el principal el de una mujer adolescente, de entre 13 y 17 años (media de 15), de familia migrante, que cuando se puso en contacto con ANAR ya había iniciado el intento de suicidio y que presenta bajo rendimiento escolar. Sufre problemas de salud mental, principalmente autolesiones, tiene antecedentes de fuga y ha sido víctima de agresión sexual, como ha señalado Diana Díaz. Que ha explicado que los menores de 12 años exponen como motivación el acoso escolar que sufren, y su rendimiento escolar es alto.
Tener menos de 10 años, padecer alguna discapacidad, provenir de familias migrantes o formar parte del colectivo LGTBIQ aumenta el riesgo de intento o ideación suicida por encontrarse los menores de edad más expuestos a discriminaciones y exclusiones, según han explicado los portavoces de la Fundación.
Sonsoles Bartolomé y Diana Díaz han desgranado las recomendaciones que hace la Fundación ANAR a padres, madres, profesionales y medios de comunicación. Para Bartolomé, “detectar y comprender desde un primer momento las señales previas es fundamental de cara a prevenir el suicidio. Por ello es importante que, tanto familiares como personas cercanas, presten atención a sus actividades y su comportamiento y los cambios en el mismo, de forma que puedan detectar signos que indican depresión o intentos suicidas”.
Frecuencia, gravedad y urgencia
Los problemas detectados en más de dos tercios de las consultas por conducta suicida recibidas en ANAR tienen una duración superior al año (68,4%) y se producen con una frecuencia diaria (70,2%). Son casos graves (86,2%) y urgentes (72,6%), porcentajes que han experimentado un crecimiento a lo largo de los años analizados, más marcado en el periodo post-pandemia, con un incremento de la gravedad “alta” del 221% entre 2019 y 2022 y del 305% en el caso de la urgencia “alta”.
En el 70% de las llamadas recibidas a través del Teléfono/Chat ANAR en los últimos 10 años han intervenido las áreas jurídica, psicológica y social. Solo entre 2019 y 2022, ANAR ha llevado a cabo 6.970 derivaciones tanto sociales como jurídicas: 5.829 en el caso de ideación suicida y 1.141 en intento de suicidio. Así como 939 intervenciones, 854 por ideación suicida -con un incremento del 406% en 2022 respecto a 2019- y 85 por intento de suicidio -un 63% más-. Para los profesionales expertos de ANAR resulta fundamental la detección precoz de los casos para actuar con la mayor celeridad posible y minimizar el daño a los menores de edad. Para Diana Díaz, “la atención a los menores de edad con conductas suicidas tiene que tener los máximos estándares de calidad, especialización y profesionalidad, como procuramos ofrecer en la Fundación ANAR”.
Implicación de las tecnologías
Entre 2019 y 2022 ha aumentado 18 puntos porcentuales la implicación de las tecnologías en los intentos de suicidio (del 33,5% al 51,5%). Estas se utilizan como herramienta a través de la que se generan situaciones de malestar y violencia (sextorsión, grooming, ciberacoso…) o como medio para obtener información sobre métodos para llevar a cabo el suicidio, lo cual propicia el efecto Werther (de contagio e imitación), como ha explicado Benjamín Ballesteros. Pero también para disminuir el malestar que generan los pensamientos de intento de suicidio, mediante publicaciones en redes sociales (Instagram y Tik Tok) donde los niños/as y adolescente se sienten escuchados, piden perdón o se despiden. Ha mencionado Ballesteros que existe un efecto preventivo sobre la conducta suicida llamado Efecto Papageno. “Queremos decir que este estudio tiene esa intencionalidad: la de prevenir la conducta suicida. Porque cuando hay menores de edad que han tenido la intención de terminar con su vida, si deciden seguir viviendo pueden ser un ejemplo para los demás”.
Benjamín Ballesteros ha concluido con el siguiente llamamiento: “Si algún menor de edad piensa que su problema no tiene solución, que no deje de llamar o escribir al Teléfono/Chat ANAR, ya que funciona las 24 horas del día, todos los días del año precisamente para poner una solución a ese problema. Absolutamente todo tiene solución salvo la muerte”.
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