A raíz de los preocupantes datos publicados este martes, 27 de junio, por el Instituto Nacional de Estadística (INE), donde se refleja un aumento del 36% de muertes por suicidio en adolescentes entre 15 y 19 años -habiendo pasado de 53 casos en 2021 a 72 en 2022-; unido al estudio elaborado por la Psicofundación y el Consejo General de la Psicología de España, que afirma que alrededor del 17% de los jóvenes ha tenido ideación suicida y un 7,5% ha llegado a planificarlo; datos que van en línea con el último ‘Estudio de la Fundación ANAR conducta suicida y salud mental en infancia y adolescencia 2012-2022’, donde, a través de las consultas recibidas en las líneas de ayuda ANAR, extraemos que los intentos de suicidio se han multiplicado por 25,9 en la última década; desde la Fundación ANAR queremos recordar que existen una serie de comportamientos que pueden alertarnos sobre un posible riesgo, así como las recomendaciones para sus familiares o personas allegadas.
Por ello, compartimos estos dos decálogos con el objetivo de identificar y prevenir la ideación suicida en menores de edad y facilitar herramientas para actuar ante su reconocimiento:
A continuación, enumeramos una serie de situaciones o comportamientos que pueden ser indicativos de conducta suicida, normalmente cuando se da más de uno al a vez, aunque no siempre tiene porqué haber una relación directa, pero sí debemos estar atentos a las señales:
1. Autolesiones, intentos previos o verbalización con relación al suicidio
Las autolesiones son el primer indicador de riesgo de conducta suicida según el Estudio de la Fundación ANAR conducta suicida y salud mental en infancia y adolescencia 2012-2022. Son comportamientos que emplean algunos/as adolescentes para dar salida a un malestar emocional que no saben cómo manejar. También hay que prestar atención a frases como: “quiero desaparecer”.
2. Cambios bruscos en el estado de ánimo
Al principio puede pasar inadvertido, pero al final vemos un cambio en su manera de actuar, por ejemplo: sentirse muy ansioso/a, melancólico/a o con sensación de indefensión.
3. Retraimiento social
Se relaciona menos o de manera diferente. Es común que se refugie en la tecnología, con el peligro que conlleva de encontrar información poco recomendable, que pueda empeorar los pensamientos suicidas.
4. Síntomas o diagnóstico de depresión
Así como otras enfermedades psicológicas (valorar antecedentes familiares): Tristeza profunda, visión negativa del presente, del futuro, de uno/a mismo/a.
5. Sentirse inmerso/a en un problema del que no encuentra salida
Mostrar visión de túnel y muy negativa, por ejemplo, frente a un acoso escolar cronificado.
6. Síntomas psicosomáticos, falta de descanso y problemas de alimentación
Sueño inquieto, ansiedad, nerviosismo, vómitos matinales (a menudo antes de ir a clase), dolor abdominal, etc. También Comer menos por desgana o comer mal.
7. Manifestar no querer ir al colegio y/o tener miedo
Indica problemas con compañeros/as y en ocasiones insultos, vejaciones, amenazas o lesiones.
8. Bajada en el rendimiento académico
Cambios significativos en cuanto a la concentración o a la hora de hacer sus tareas escolares.
9. Carácter impulsivo o poco reflexivo
Realiza actividades o deportes de alto riesgo sin considerar las consecuencias. Consumir sustancias o tener medios lesivos también puede empeorar los pensamientos suicidas.
10. Regalar objetos personales:
Deshacerse de pertenencias propias a modo de despedida.
Antes de todo, queremos recalcar que la ideación suicida en la mayoría de los casos tiene un origen multicausal y nadie es culpable de que su hijo/a, alumno/a o ser querido tenga este tipo de conducta. Desde Fundación ANAR realizamos las siguientes recomendaciones para ayudar a prevenir posibles situaciones de riesgo:
1. Darle importancia
Es muy importante no tomar a la ligera una ideación suicida o signos de que pudiera haberla, no pensar que es una llamada de atención o son cosas de adolescentes y “ya se le pasará”, ni tampoco reprender o enfadarse, puesto que su intención no es desafiar, sino que necesita ser escuchado/a. La detección precoz puede ser determinante.
2. Validar sus emociones
Dejar que se exprese emocionalmente como necesite y dar una respuesta empática y comprensiva, sin confrontar ni minimizar la situación o el sentimiento. Acompañar, acoger y contener en estos momentos es fundamental, porque necesita que le transmitan seguridad.
3. La comunicación como clave
Los/as adolescentes tienden a pensar que lo que están viviendo no le sucede a nadie más, que nadie les puede comprender y se aíslan, por ello, es importante hablar desde la serenidad, sin interrogar desde la angustia, hacerle sentirse comprendido/a y acompañado/a, mostrarle que compartir los problemas aporta soluciones que no habríamos descubierto solos/as y que vamos a estar siempre que nos necesiten. Detrás de una ideación suicida hay otro problema que hay detectar y solucionar.
4. Evitar episodios de tensión familiar
En estos momentos, el/la menor de edad necesita un ambiente que le devuelva la estabilidad y tranquilidad. Por ello, debemos evitar peleas familiares o momentos de tensión que puedan afianzarle la idea negativa del mundo que le rodea.
5. Mostrar la temporalidad de las situaciones
Sin minimizar la situación, es recomendable hacerle ver que nada es para siempre, que los problemas tienen solución, pero hay que buscarla en el lugar y la forma adecuados, y que no pasa nada si para ello tenemos que pedir ayuda profesional.
6. Tiempo en redes sociales
Estar en contacto con páginas en las que aparecen chicos/as que han intentado el suicidio como manera de solucionar problemas es perjudicial y puede aumentar la probabilidad de que lo haga, por ello, es aconsejable que tratemos de reducir el tiempo que pasan en según qué foros, negociando con él/ella, sin que sientan que es una prohibición.
7. Fomentar actividades en grupo
Si pasa mucho tiempo aislado/a, será de ayuda fomentar la práctica de aficiones saludables que puedan realizarse en grupo (deporte, música, cine, etc.), también expresarle que su compañía nos agrada y proponerle hacer cosas en común, dado que, durante la adolescencia, pensamos que ya no nos necesitan tanto y tendemos a dejar de “acercarnos” a ellos/as, sin embargo, necesitan saberse queridos/as y aceptados/as, esto influirá en una autoestima sana.
8. Acompañamiento el mayor tiempo posible
Si descubrimos señales o comportamientos que indican claramente una posible ideación suicida, es importante que esté acompañado/a, quitar de su alcance cualquier medio lesivo (objeto punzante, medicamentos, etc.) y preservarle de situaciones en las que pueda hacerse daño, así como llamar o acudir al servicio de Emergencias.
9. Busca ayuda psicológica profesional
Cuando las situaciones nos desbordan o no sabemos cómo solucionarlas, debemos buscar ayuda profesional. También es bueno buscarla para uno/a mismo/a, porque es posible que las emociones derivadas de las circunstancias nos superen y nos afecten personalmente, no dejando ver con claridad lo que está sucediendo.
10. Pide ayuda a la Fundación ANAR
Si te surgen dudas sobre cómo actuar, puedes comunicarte con nosotros. Ayúdanos a que el/la menor de edad conozca el Teléfono ANAR de Ayuda a Niños y Adolescentes 900 20 20 10 o tú, como adulto/a, también puedes encontrar asesoramiento psicológico, social y jurídico en el Teléfono para familias y centros escolares 600 50 51 52.
Asimismo, desde Fundación ANAR reiteramos la necesaria colaboración de los medios de comunicación a la hora de informar sobre conductas autolíticas para evitar el efecto contagio con una serie de consejos basados en las recomendaciones de la OMS.