El Consejo de Europa afirma que uno de cada cinco menores sufre abusos sexuales antes de cumplir 17 años. En 2017 en nuestro país, hubo casi diez mil denuncias por delitos sexuales, la mitad eran menores.
Sobre esta realidad gira el documental “Rompe el silencio”, realizado por Televisión Española y emitido en su programa “Crónicas”, en el que Fundación ANAR ha participado.
La Fundación ANAR, con las llamadas a las Líneas de Ayuda ANAR, ha detectado que en los últimos ocho años casi se han triplicado los abusos sexuales a menores.
“El 70 por ciento de los casos se producen dentro de su propio entorno familiar, es decir, principalmente el agresor es el propio padre biológico, luego la pareja de las madres, luego abuelos, personas que están cerca, familiares, tíos y a veces, amigos incluso de la familia. Solamente algunos casos se producen fuera de ese entorno y ha crecido un 178 por ciento desde el año 2009 al 2016, luego la tasa de incremento implica que donde había un caso, casi hay tres actualmente”, explica en el documental Benjamín Ballesteros, director de programas de Fundación ANAR.
Uno de cada diez menores lo cuenta. Y en muchas ocasiones no se les cree. Solo el 15 por ciento lo denuncia y de esos casos, el 70 por ciento no llega a juicio porque se considera que no hay pruebas suficientes.
“Lo que es muy importante es que desde el momento cero en el que hay sospecha de un caso de abuso sexual se recojan las pruebas, se recojan los datos porque es verdad que hay pruebas que son luego muy difíciles de conservar”, añade Ballesteros.
Según el Informe de la Fundación ANAR sobre la violencia que sufren los menores, el abuso sexual infantil y el maltrato físico y psicológico van parejos. Si además se da violencia de género, las victimas tardan más en reaccionar o denunciarlo.
“A veces hay casos de violencia de genero dentro del entorno familiar y la madre no puede dar los pasos apropiados para proteger a sus hijos porque la ley no la respalda. Nos encontramos situaciones en las que la madre está protegida pero los hijos tienen que seguir viendo a su padre hasta que no hay una sentencia condenatoria. Desde el mismo momento en que se pone la denuncia ya debería adoptarse esas medidas de alejamiento también para ellos”, concluye Benjamín Ballesteros, director de programas de la Fundación ANAR.