La adolescencia es el periodo de crecimiento que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta. Sabemos que es un periodo de cierta vulnerabilidad para el/la adolescente, que no cuenta con las herramientas suficientes para ser completamente autónoma e independiente.
Todos los cambios que puede llegar a experimentar le suponen pasar por momentos de una alta sobrecarga emocional, que puede ser muy dolorosa y a la que no están preparados para saber sobrellevar o actuar.
En ANAR, a través de nuestro reciente “Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022)”, hemos recopilado una serie de recomendaciones para los adolescentes que les puede servir de cara a esta nueva etapa en sus vidas.
La conducta suicida es un síntoma de un problema que está detrás que es el que está generándote emociones de malestar. Este es el problema que es importante resolver y aprender a gestionar.
Podemos saber qué o quién nos está causando malestar, pero en ocasiones no tenemos por qué tener una razón para hacerlo. Lo único que sabemos es que nos encontramos mal y recurrimos al daño autoinflingido. Por eso es importante contar cómo nos sentimos, poner en palabra nuestro malestar, pedir ayuda.
Ninguna emoción es mala sino agradable o desagradable, pero todas son necesarias. Cada emoción prepara al organismo para una clase distinta de respuesta; por ejemplo, el miedo prepara al organismo favoreciendo la respuesta de huida. La tristeza, la frustración, el miedo y la ira son emociones muy necesarias para nuestra vida.
La regulación emocional supone por tanto una habilidad para poder manejar mis emociones tanto las desagradables como las agradables, sin tener que reprimirlas, ni tampoco intensificarlas, y sobre todo para que nos ayuden en nuestro proceso de comunicación con los/as demás y a mejorar nuestro bienestar. Se necesita entender el proceso de regulación emocional de evaluación y expresión de las emociones, pasando por comprenderlas y etiquetarlas, así como conocer las causas que las generan y las consecuencias que pueden tener a la hora de tomar decisiones.
Tu sufrimiento y tu dolor es real, tienes derecho a expresar cómo te sientes sin sentirte juzgado. Si tu familia no puede ayudarte y sientes que pueden precipitar una situación de riesgo, hay profesionales, no estás solo/a.
Cuando recibimos la ayuda adecuada, no solo podemos conseguir encontrarnos mejor, sino que nos sirven para conocernos mejor y sacar aprendizajes que alimentan nuestra fortaleza y crecimiento personal.
Se trata de un control de estímulos por tu parte y si a ti te cuesta, pídele a alguien que te ayude, porque es fundamental. Tienes que saber que existe mayor riesgo si previamente te has autolesionado puesto que has podido adquirir una costumbre que habrá que cambiar por mecanismos sanos de regulación emocional.
Practica deportes, actividades al aire libre. Hay ciertas conductas que hacíamos o seguimos haciendo que también pueden ayudarnos a gestionar, puede ser el ejercicio, la música, un video, o llamar por teléfono a alguien de confianza con quien compartir los momentos que te cause malestar
Es importante que no sufras la crisis solo/a, permanece siempre acompañado/a de personas de confianza, preferentemente familiares, en espera de que la crisis pase. También forma parte de la vida posponer el impulso de salir corriendo cuando las situaciones empeoran.
Como ya hemos explicado, hay una gran influencia tecnológica en todos los temas que tienen que ver con la conducta suicida y las autolesiones, por tanto entender que la tecnología se puede volver un factor de riesgo y no de apoyo es importante, ya que podemos entrar en contacto con foros que nos alimenten ideas de hacernos daño o desaparecer.
Existen profesionales, servicios y recursos que te pueden apoyar y que pueden ayudarte a desarrollar mecanismos de autorregulación emocional aliviar tu malestar, trabajar tu AUTOESTIMA y técnicas efectivas para ti de resolución de conflictos, antes de pensar en soluciones drásticas.
En las Líneas de Ayuda ANAR encontrarás un equipo de profesionales (psicólogos/as, abogados/as y trabajadores/as sociales) que podemos ayudarte, las 24 horas al día, los 365 días del año, para toda España.
Ayúdanos a que tu hijo/a conozca el Teléfono ANAR de Ayuda a Niños y Adolescentes 900 20 20 10. Está atendido por psicólogos, apoyados por trabajadores sociales y abogados. Atendemos las 24 horas, todos los días del año. Es una línea segura: anónima, confidencial y gratuita.
Tú como adulto, también puedes encontrar asesoramiento psicológico, social y jurídico en el Teléfono ANAR del Adulto y la Familia 600 50 51 52.