El Grupo Europeo de Defensa de la Legislación sobre Abuso Sexual Infantil (ECLAG), que reúne a más de 60 organizaciones, organizó este lunes 20 de marzo un evento en Bruselas en el que participó el actor Ashton Kutcher junto a varios eurodiputados y expertos, entre ellos Antonio López Isturiz, vicepresidente primero de la Fundación ANAR.
La eurodiputada Hilde Vautmans, copresidenta del Intergrupo del Parlamento Europeo sobre los Derechos del Niño y negociadora de Renew Europe en el reglamento de la UE para prevenir y combatir el abuso sexual, fue la encargada de pronunciar el discurso de apertura, en el que alertó de que “las heridas que deja el abuso sexual infantil online son difíciles de curar y nunca se curarán hasta que nos aseguremos de que las imágenes se eliminen de Internet para siempre».
El actor y filántropo Ashton Kutcher, cofundador de Thorn –una organización que diseña software para localizar a las víctimas de la explotación sexual infantil en internet– admitió que «esta propuesta puede ser innovadora tanto para la privacidad como para la lucha contra el material de abuso sexual infantil online», alegando además que existen herramientas que pueden conciliar el respeto a la privacidad de la población con la protección de los menores, pero que tiene que haber “controles y equilibrios”.
La Unión Europea está a punto de convertirse en la primera jurisdicción del mundo en exigir a los proveedores de servicios de comunicación electrónica que detecten y denuncien el abuso sexual infantil online (CSA) y eliminen el material de abuso sexual infantil (CSAM).
La propuesta, que está sobre la mesa de la Comisión Europea desde mayo de 2022, ha desencadenado un acalorado debate y críticas por parte de los activistas a favor de los derechos digitales.
«Nuestra misión en el Parlamento Europeo es implementar un sistema integral que proteja a los menores de edad del abuso online. No podemos permitir que las grandes empresas tecnológicas se beneficien de servicios que puedan dañarlos», ha declarado Antonio López Istúriz. Para concluir: «La tecnología a veces puede ser peligrosa. Pero al mismo tiempo puede ser también la solución a los problemas que genera, por lo que debemos seguir trabajando en soluciones tanto políticas como tecnológicas que briden un entorno online seguro para los niños y las niñas. Esa es la clave en una sociedad digital como la nuestra».