Todos los fines semana, miles de niños y niñas de toda España participan en competiciones deportivas. En muchas ocasiones, estos torneos son escenario de peleas entre padres, progenitores que ejercen de entrenadores, que insultan a entrenadores y jugadores del equipo rival, familiares que exigen que sus hijos e hijas jueguen más…
Ante estos comportamientos, la Fundación ANAR quiere dar unos consejos educativos a los padres y madres en el ámbito deportivo.
Los padres y madres sois un ejemplo constante para vuestros hijos/as. A través del deporte, les enseñáis valores como el respeto, la solidaridad, el esfuerzo, las relaciones sociales, el trabajo en equipo, el espíritu deportivo… Por eso, queremos ayudaros a identificar qué comportamientos son los más adecuados para enseñar a vuestros hijos a disfrutar del deporte.
El deporte sirve para mejorar nuestra calidad de vida y debe acompañarnos durante toda nuestra vida. Por tanto, es importante saber aprovechar sus beneficios y no permitir que sea fuente de conflictos, ansiedad, estrés… y mucho menos, violencia.
En las competiciones deportivas es habitual que la rivalidad genere conflictos. Es importante que los padres y madres sepáis resolver esos conflictos de forma positiva y no violenta. De esta manera, podréis transmitir a vuestros hijos/as una forma sana de resolver situaciones complejas utilizando otras habilidades como el diálogo, ponerse en el lugar del otro, ser tolerante, aprender a negociar…
Como adulto, es importante que respetes a las figuras que representan la autoridad para tus hijos/as (entrenadores, árbitros, profesores…). Estas personas, para llegar a desempeñar ese papel, han tenido que pasar por un proceso de aprendizaje, lo cual debe ser tenido en cuenta y respetado. Por otro lado, si cuestionas estos tipos de autoridad, tus hijos perderán referencias importantes en su aprendizaje.
El deporte en equipo tiene un componente socializador. Debemos enseñarles a trabajar en equipo y la importancia que esto tiene para, entre todos, alcanzar un fin. Para que de esa competición puedan salir reforzados, tienen que ser solidarios, respetar al rival y, sobre todo, aprender a esforzarse y superarse a sí mismos aprendiendo a controlar la frustración natural que genera que las cosas no salgan como uno había previsto.
Es fundamental enseñarles que cuando un rival es bueno, nos puede enseñar a superarnos. Podemos aprender de un rival lo que hay que mejorar, sin sentirse inferior. Por tanto un buen rival nos da la oportunidad de aprender sanamente.
El deporte permite, en muchas ocasiones, una catarsis individual y/o colectiva (canalización de la tensión para liberarla). A través del esfuerzo físico nuestras tensiones se liberan, lo que es una forma positiva de canalizar nuestras emociones. Por tanto, es muy importante que esta liberación se haga de forma adecuada. Es decir, a través de la risa y el divertimento y no desde la agresividad y la violencia.
El ejemplo es una de las formas más efectivas de enseñar a vuestros hijos/as. Ellos a veces hacen lo que les decimos pero casi siempre, lo que hacemos. Los hijos/as aprenden por imitación de los padres y madres. Por eso, es importante que cuides tu comportamiento en escenarios en los que hay una competición deportiva y te expreses de forma respetuosa.
El escenario deportivo es una buena oportunidad para enseñar a vuestros hijos/as el valor del esfuerzo. Enseñadles que cuando las personas nos esforzamos para conseguir una meta que no llega, lejos de frustrarnos hemos de tratar de superarnos a nosotros mismos, siendo constantes en nuestro esfuerzo. Hay que tener cuidado en que la presión no sea excesiva porque producirá tensión y ansiedad que perjudicará su rendimiento.
La sobreprotección es una forma de maltrato que impide crecer a los hijos/as. Aunque los padres pensemos que sabemos mucho de cuestiones deportivas, ellos/as tienen que aprender de sus fallos, conductas, sentimientos… y aunque vuestra influencia es importante, no vais a poder evitar que sufran. Sin embargo, este aprendizaje es necesario para su vida futura. Lo que ellos necesitan es saber que estaréis ahí pase lo que pase y que podrán contar con vosotros siempre que os necesiten.
Algunos padres y madres exigen tanto a sus hijos/as que impiden que éstos puedan disfrutar en el deporte. No pasa nada por no ser el mejor, pero sí pasa, si tu exigencia sobre tu hijo/a es tan grande que no se divierte jugando. El juego es un derecho fundamental para cualquier niño y debemos respetarlo como tal.
Tus hijos/as van a aprender de forma positiva para ellos si les refuerzas sus logros y les motivas para que se superen a sí mismos. Exigirles, compararles con otros compañeros/as y menospreciarles por no cumplir tus expectativas, genera frustración y baja autoestima. Lo mismo ocurre cuando criticas públicamente a otros compañeros porque les enseñas a menospreciar a otras personas en público y a mofarse de ellas.
Desde Fundación ANAR pedimos al Gobierno y las Administraciones Públicas que tramiten de urgencia una Ley Integral contra la Violencia a la Infancia y la Adolescencia que proteja a los menores de edad frente a todo tipo de violencia, incluido el acoso escolar.
Ayúdanos a que tu hijo/a conozca el Teléfono ANAR de Ayuda a Niños y Adolescentes 900 20 20 10. Está atendido por psicólogos, apoyados por trabajadores sociales y abogados. Atendemos las 24 horas, todos los días del año. Es una línea segura: anónima, confidencial y gratuita.
Tú como adulto, también puedes encontrar asesoramiento psicológico, social y jurídico en el Teléfono ANAR del Adulto y la Familia 600 50 51 52.