Un antes y un después en la protección de los menores de edad frente a cualquier tipo de violencia.
El Gobierno aprobará hoy martes el proyecto de ley orgánica para la protección integral de la infancia y adolescencia frente a la violencia. Una ley que, desde el ámbito social y, en concreto, desde las organizaciones de infancia, como la Fundación ANAR, hemos venido pidiendo desde hace más de doce años.
Ya, en el año 2008, desde Fundación ANAR trasladamos al Comité de Derechos del Niño la necesidad urgente de que se aprobara en nuestro país una ley para proteger de forma integral a los menores de edad frente a cualquier forma de violencia, que fuera similar a la ley contra la violencia de género de 2004. Lo hicimos, durante el proceso de evaluación del cumplimiento de la Convención de Derechos del Niño (CDN) por España. El Comité se hizo eco de esa necesidad y, tanto en sus Observaciones Finales al Estado español de 2010, como en las de 2018, recomendó a España que se aprobase esta ley.
A través de la Plataforma de infancia, organización que representa a nivel nacional 68 organizaciones y de la que ANAR es entidad miembro, nos hemos reunido con los diferentes Gobiernos, para impulsar y trabajar en esta ley. En todas las instituciones, foros y en los medios de comunicación hemos manifestado desde entonces, cuando nos referíamos a la violencia hacia la infancia y adolescencia, la necesidad de que se aprobara esta ley. Ha sido un largo camino, ha sido un enorme trabajo, truncado muchas veces por los cambios de Gobiernos que hemos vivido, pero parece que por fin el barco llega a puerto.
Desde que la Fundación ANAR puso en marcha sus líneas de ayuda en el año 1994, venimos escuchando diariamente de la propia voz de los niños, niñas o adolescentes, pero también, de los adultos de su entorno, la violencia que sufren. En su estudio longitudinal que esta Fundación realizó sobre “la Evolución de la Violencia a la Infancia en España según las Víctimas 2009-2016”[1], indicábamos que, durante esos años, atendimos 25.312 casos de violencia hacia un menor de edad y que la tasa de incremento de esos casos había sido de un 298,8%.
Esta violencia la sufren en muchas ocasiones dentro de sus casas, ejercida por uno o ambos progenitores o bien por un familiar. Es una violencia oculta, silenciosa, frecuente y, lamentablemente, en muchas ocasiones grave (maltrato físico, psicológico, abuso sexual, abandono, exposición a la violencia de género, etc.). Como indicábamos en ese Estudio, el castigo físico sigue utilizándose como pauta educativa en muchos hogares españoles y el maltrato psicológico o emocional hacia los niños y niñas se sigue aceptando y tolerando todavía hoy en nuestra sociedad. En el año 2019, hubo 24 casos confirmados de menores víctimas mortales de violencia en España. Señala Save The Children[2] que 9 eran niñas y 15 niños; que cinco muertes fuero de recién nacidos abandonados; que la edad media de las víctimas era de 8 años; y que la mayoría de las muertes fueron a manos de alguno de sus progenitores.
Otras veces es una violencia que padecen fuera de sus casas, ejercida bien por un adulto o bien por sus iguales, es decir, por otro menor de edad como son los casos de acoso escolar o la violencia de género entre adolescentes, que hemos visto aumentar de forma progresiva estos años atrás debido, fundamentalmente, al uso cada vez más frecuente y a edades más tempranas, de los teléfonos móviles. La Fiscalía General del Estado, en su última Memoria anual, viene a alertar sobre el incremento de la violencia entre los jóvenes, especialmente, en los casos de delitos de naturaleza sexual ejercida en grupo: “se trata de un fenómeno que guarda relación con el uso de la pornografía a través de las redes, donde se representa a la mujer cosificada. Una situación que hay que afrontar desde el ámbito educacional, en el que padres y administraciones tienen que aunar esfuerzos para asegurar la transmisión de valores de igualdad, respeto y no discriminación”.
Toda violencia supone un daño psicológico para el menor de edad que la sufre, dejándole secuelas en su desarrollo intelectual y emocional. La protección contra la violencia es un derecho fundamental de los niños, niñas y adolescentes, reconocido en la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por el Estado español hace 30 años y, por ello, los poderes públicos deben adoptar las normas, medidas y políticas necesarias dirigidas a prevenir, asistir y proteger a cualquier menor de edad que se encuentre en nuestro territorio frente a cualquier abuso, maltrato u otra forma de violencia.
Hasta hoy, no hemos tenido acceso al contenido del proyecto de ley que se aprobará este martes en el Consejo de Ministros. La última vez que las entidades de infancia accedimos al texto fue en el trámite de información pública en enero de 2019. En ese momento, coordinados por la Plataforma de Infancia, pudimos presentar observaciones y propuestas al mismo[3]. Hasta donde conocíamos, el mismo suponía la modificación de 16 cuerpos normativos a través de sus disposiciones finales, entre ellos, las más importantes como el Código Penal o la Ley Orgánica del Poder Judicial. Es una ley innovadora. No existe a nivel mundial ninguna ley similar a ésta que pudiera servir de referencia y, por ello, debemos reconocer el esfuerzo que ha supuesto para los departamentos de los diferentes Ministerios implicados que han trabajado en ello.
Las organizaciones de infancia confiamos en que el texto del proyecto de ley sirva para cumplir su objetivo, que no es otro que proteger de forma integral y multidimensional a los niños, niñas y adolescentes frente a la violencia, con medidas de prevención, detección, asistencia y protección. Asimismo, confiamos en que su texto mantenga buena parte de las observaciones y propuestas que durante todo este tiempo hemos ido haciendo para que la futura ley se ajuste de verdad a la realidad social.
Desde ANAR seguiremos trabajando junto con las demás organizaciones en esta nueva fase: analizaremos a partir del martes el proyecto de ley que se apruebe, seguiremos muy pendientes de su posterior trámite parlamentario y haremos llegar durante el mismo a los diferentes grupos parlamentarios aquellas propuestas que consideremos esenciales a incluir en el texto de la Ley.
Llevamos mucho tiempo esperando esta ley. La violencia hacia la infancia y es un problema real y generalizado que se debe abordar de forma urgente. Por eso es importante que, una vez llegue el proyecto de ley a las Cortes, su tramitación sea urgente y exista consenso parlamentario para no alargar su tramitación y entre pronto en vigor.
Es fundamental, también, que la aprobación de este texto normativo lleve aparejada la aprobación de una Estrategia nacional para la erradicación de la violencia sobre la infancia y adolescencia, que contemple todas las medidas específicas necesarias para que la ley llegue a aplicarse de forma efectiva y se proteja realmente a los niños, niñas y adolescentes frente a la violencia.
Asimismo, resulta imprescindible, asegurar la dotación económica necesaria para la aplicación de la Ley, con el aumento de las cuantías de las partidas presupuestarias destinadas a infancia, pese a la crisis económica que de nuevo nos toca vivir. No queremos que vuelva a pasar, lo que ocurrió con la Ley 26/2015, de 28 de julio, de modificación del sistema de protección de la infancia y adolescencia, cuya disposición final vigésima venía a establecer para decepción de todos que las medidas incluidas en esa norma no podrían suponer un incremento del gasto público, convirtiendo, en ese momento, la entonces ansiada ley en una declaración de buenas intenciones, con pocas posibilidades de llegar a ser realmente eficaz.
Enhorabuena a todos los impulsadores de esta ley, que han sido muchos. Seguiremos trabajando para que llegue pronto a ser una realidad y suponga un antes y un después en la protección frente a la violencia de los niños, niñas y adolescentes en nuestro país.
Leticia Mata Mayrand
Miembro de Patronato de la Fundación ANAR
Vocal de la Junta directiva de Plataforma de Infancia
Abogada especializada en protección de los derechos de la infancia.
Fuentes:
[2] https://www.savethechildren.es/barometro-infancia/victimizacion-ninos