- Fundación ANAR ofrece su Teléfono para Familias y Centros Escolares 600 50 51 52, así como el Teléfono 116 111 gestionado por ANAR en Comunitat Valenciana, para dar orientación a las familias sobre situaciones relacionadas con menores de edad
- La entidad ofrece una serie de consejos a madres y padres para que puedan ayudar a sus hijos/as a abordar los retos psicológicos que les plantea la catástrofe
- Es fundamental cubrir las necesidades psicológicas de la población más joven en estos momentos de crisis
Fundación ANAR ofrece a las familias valencianas un servicio de orientación psicológica, jurídico y social a través de su Teléfono para Familia y Centros Escolares, 600 50 51 52 y del teléfono 116 111 (gestionado por ANAR en Comunitat Valenciana). Estas Líneas de Ayuda tienen como objetivo brindarles las herramientas necesarias para atender cualquier situación de desprotección o vulnerabilidad que pueda surgir en este contexto, garantizando el bienestar y la protección de los derechos de los y las menores de edad.
Tras la dramática situación que están viviendo los habitantes de Comunidad Valenciana, Castilla La-Mancha y Andalucía por la catástrofe causada por la DANA, los menores de edad pueden estar atravesando diferentes estados emocionales como el miedo o la incertidumbre, que son respuestas naturales ante un evento traumático.
Desde ANAR, consideramos fundamental que los derechos de la infancia y la adolescencia se protejan especialmente durante estos contextos de emergencia. Así, subrayamos nuestra misión de velar por su seguridad, salud emocional y bienestar integral, actuando no solo en la respuesta inmediata, sino también en la reconstrucción y recuperación de sus vidas. Por ello, Fundación ANAR refuerza aún más su compromiso con la orientación psicológica, jurídica y social a los/as menores de edad que están viviendo el impacto de esta catástrofe, así como a las personas adultas de su entorno.
Reacciones tras la catástrofe
Como consecuencia de un desastre de esta magnitud, los y las menores de edad pueden experimentar una gran cantidad de reacciones diversas, como la confusión, el miedo extremo, la tristeza, la indefensión, sensación de soledad… Hay que tener en cuenta que la reacción de cada menor es diferente y todas ellas son válidas. Además, es importante transmitir esperanza y que sepan que no son culpables de lo ocurrido, puesto que en ocasiones pueden desarrollar sentimientos de culpa.
Fundación ANAR hace un llamamiento a todos los padres, madres, educadores y adultos de referencia para que estén atentos a las señales emocionales y de comportamiento de los menores de edad en estos momentos: cambios bruscos de conducta, problemas de alimentación y/o de sueño, etc.
Cómo abordarlo
1. Explicar el suceso de manera cálida
Es importante dar una explicación adaptada a la edad del/a niño/a sobre lo que ha sucedido. Hacerlo con la mayor calma posible y transmitir cercanía y seguridad.
2. No mentir y responder de manera honesta
Es natural querer evitar sufrimiento a nuestros hijos/as, pero no cambies la realidad de lo que ha sucedido para protegerle. Es importante constar la verdad, sin entrar en detalles que pueden dañar su sensibilidad, evitar el fatalismo y confiar en el valor de las palabras de aliento.
3. Controlar las emociones propias sin reprimirlas
Tratar de mantener la serenidad, sin reprimir los sentimientos de tristeza y dolor. No pasa nada por mostrarse triste ante un suceso doloroso, eso mostrará a vuestros hijos/as que sois humanos y le ayudará a él/ella a no reprimir los suyos y a mostrarse seguro haciéndolo.
4. Mostrar empatía y ofrecer ayuda para identificar emociones
Hablar de tristeza, dolor, rabia, impotencia, etc., pero sin dejarse llevar por estas emociones, ayudará al/la menor de edad a identificar cómo se siente y ponerle nombre. Mostrar comprensión por sus sentimientos va a aliviar su estado emocional, con palabras como: «es normal que te sientas así ante esta situación».
5. Transmitir esperanza y el concepto de que somos humanos y tenemos limitaciones
Explicar a los/as menores de edad que los seres humanos, a pesar de nuestras limitaciones, podemos superar las adversidades y continuar. Este acontecimiento dejará una huella, pero sin duda quedan cosas buenas por vivir.
6. Mostrarse disponible ante las preguntas que puedan hacer
Es posible que en un primer momento no se les ocurran preguntas, sin embargo, sí pueden hacerlas más tarde, cuando hayan pensado sobre vuestra conversación. Mostraos entonces abiertos a responder sus dudas, tratando de ofrecer cuanta información tengáis a vuestro alcance adaptándola a su nivel de madurez.
7. Hablar de la solidaridad colectiva
En momentos en los que se ha producido una catástrofe colectiva, es importante hablar de lo necesario que es que las personas, afectados directamente o no, estemos unidas para apoyar a aquellos que lo necesitan, dentro de nuestras posibilidades, o recibir el apoyo de los demás. De esta manera, se transmiten valores como la solidaridad y la empatía.
8. Cuidar de su salud física y emocional
El sueño, la alimentación y el ejercicio físico, como caminar, ayudan a mantener un estado más saludable para afrontar situaciones críticas y esto repercute en su salud emocional.
9. Evitar la sobreexposición de los/as menores de edad a los medios de comunicación
Es mejor que tengan información sobre los acontecimientos de manera sencilla a través de su entorno de confianza. La exposición a imágenes impactantes genera una mayor sensación de indefensión. Revisa el contenido que pueden visualizar y adelántate a lo que puedan buscar directamente.
10. Permanecer atentos a sus reacciones posteriores al suceso
Cada niño/a muestra diferentes reacciones ante un mismo suceso. En los días posteriores hay que prestar atención a señales como malestar físico, cambios bruscos de comportamiento, problemas emocionales que no ceden a lo largo de los días, problemas de alimentación y sueño, mecanismos de evitación -como consumo de sustancias en adolescentes o aislamiento y refugio en redes sociales-.
Cualquier niño, niña o adolescente que necesite hablar, tiene a su disposición el teléfono 116 111, así como el Teléfono ANAR de Ayuda a Niños/as y Adolescentes, 900 20 20 10, donde encontrará un espacio seguro y confidencial al que puede acudir en cualquier momento.